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Miércoles, 02 Octubre 2013 12:46

Rafael Radi (ANCIU): El pensamiento científico genera "una forma crítica de pensar" que enriquece "la cultura de una sociedad"

 

El lunes se presentó en sociedad la Academia Nacional de Ciencias (ANCIU), que tendrá entre sus cometidos asesorar al Gobierno en asuntos vinculados a la ciencia y tecnología, además de ocuparse del fomento y divulgación de la actividad científica. Para conocer más sobre esta nueva institución, En Perspectiva conversó con su secretario, el doctor Rafael Radi, quien destacó que la ANCIU, en su papel de organismo asesor, permitirá aportar una mirada experta sobre asuntos "que comprometen el mediano y el largo plazo del país". Aclaró que la Academia no solo abarca a las llamadas "ciencias duras", sino también a las ciencias de las salud y a las ciencias sociales y humanas. Según el análisis de Radi, en los últimos tiempos "está empezando a haber una llegada" mayor de lo científico, con instituciones "cada vez están más afianzadas" como el Instituto Pasteur, el Clemente Estable, el INIA o el LATU. A su criterio esto es positivo por el aporte que representa la metodología científica al pensamiento crítico de una sociedad.

(emitido a las 8.57 Hs.)

EMILIANO COTELO:

Cuando el Gobierno está estudiando cuál es la matriz energética más conveniente para el Uruguay y cuáles son las fuentes de energía que más se ajustan a nuestras necesidades, ¿a quién consulta desde el punto de vista técnico y científico? Y si el Parlamento está discutiendo sobre un proyecto de ley para regular la utilización de bioquímicos en la agricultura, ¿a quién recurre?

Normalmente, en muchos países del mundo, cuando el Poder Legislativo o el Ejecutivo tienen que resolver sobre temas de carácter científico, acuden a su Academia de Ciencias. Por ejemplo, en Europa este tipo de instituciones existen desde el siglo XVII: la Royal Society de Londres fue creada en 1660 y su par de Italia es de 1603. En Estados Unidos existe desde 1863 la National Academy of Sciences, una de las instituciones de este tipo más prestigiosas del mundo. Pero incluso más cerca, en la región, Argentina tiene su Academia Nacional de Ciencias desde 1869. 

En Uruguay, sin embargo, ese ámbito no existía todavía. Pero eso acaba de cambiar. El lunes pasado se presentó en sociedad la Academia Nacional de Ciencias (ANCIU) del Uruguay, una institución creada por ley en el año 2009 pero que comenzó a funcionar recién a fines del año pasado. 

¿Qué es la ANCIU? ¿Qué cambio trae? ¿Qué ventajas? ¿Qué aportes?

Vamos a conversar en los próximos minutos con su secretario, el doctor Rafael Radi, doctor en Biología, director del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR), profesor titular grado 5 del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UdelaR e investigador grado 5 del Área Química y del Área Biología en el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba).

La idea de contar con una ANCIU no es un invento uruguayo. Tiene antecedentes muy viejos y muy prestigiosos en otros países del mundo. ¿Qué es una academia de este tipo?

RAFAEL RADI:

Las academias de ciencias congregan en las naciones a un conjunto de investigadores que han demostrado una amplia capacidad en la producción de conocimiento científico y tecnológico original, que tienen inserción internacional y que forman parte de redes internacionales con estándares muy altos. Ese conjunto de individuos pasan a configurar un núcleo que aborda temas de carácter científico-tecnológico con una mirada interdisciplinaria, de mediano y de largo plazo y muy conectada con el resto del mundo.

EC - No estamos hablando de una academia que abarque solo a las ciencias duras, no estamos hablando solo de física, matemática, química.

RR - Buena pregunta. Esto fue muy analizado y discutido en los años de concepción de la academia y cuando esto se estaba analizando en el Parlamento. El modelo que se dio Uruguay es similar al de la Academia de Ciencias de Brasil y al de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, que son academias que acogen todas las áreas del conocimiento y abarcan naturalmente las ciencias duras tradicionales, como la ingeniería, la matemática, la física, naturalmente las ciencias de la salud, pero también las ciencias sociales y las ciencias humanistas. Por lo tanto nuestra ANCIU abarca todas las áreas del conocimiento.

EC - Vayamos más al detalle. ¿Qué cometidos tiene una academia nacional de ciencias? ¿Qué cometidos tiene esta en particular, la que ahora está poniéndose en marcha?

RR - Los cometidos generales tienen que ver con el fomento y el desarrollo de la actividad científica y tecnológica y la innovación. Específicamente, en primer lugar, es un ámbito de asesoramiento a los poderes públicos del Estado; en segundo lugar, es un ámbito de difusión y divulgación de la actividad científica y de análisis de problemas científicos emergentes; es un canal de diálogos transversales entre las distintas áreas de la ciencia; tiene cometidos de propender a una mejor inserción de la enseñanza de las ciencias en todos los niveles de la educación; representa un punto de apoyo del Uruguay para la interlocución con academias de ciencias de otras partes del mundo y otras instituciones a nivel global, y también tiene funciones como otorgar premios, hacer reconocimientos, generar foros, discusiones. Son una serie de cometidos que tienden a dar una mirada a partir de la ciencia y la tecnología que mira el hoy, pero sobre todo mira el mediano y el largo plazo del país tratando de hacer confluir miradas de distintas disciplinas y del planeta en su conjunto.

EC - Dice la ley: “Realizará actividades de divulgación y difusión científica”. Supongo que uno de los desafíos para una academia nacional de ciencias es “sacar a la ciencias del closet”, porque para cuántos uruguayos lo científico es algo muy difícil y por lo tanto inaccesible, para cuántos uruguayos sencillamente es algo lejano, que no interesa.

RR - Efectivamente, el tema científico-tecnológico progresivamente va ganando más espacio en la sociedad, pero sin duda la llegada a la sociedad es algo complejo, no solamente en Uruguay, todos los países del mundo tienen el tema de la penetración de la información científica y sobre todo la cultura científica, y más allá, el pensamiento y la metodología científica, que van mucho más allá de quienes practicamos como profesión la ciencia. El pensamiento científico debe ser uno de los ingredientes, a nuestro juicio, de la cultura de una sociedad. Nos genera una forma de ver las cosas, una forma crítica de pensar, saber adónde ir a buscar los datos, ser incrédulos por momentos. Naturalmente, en un país que tiene una fuerte tradición humanística, la penetración de la ciencia y la tecnología a nivel masivo siempre es complejo, pero hay cosas que han cambiado en el Uruguay.

EC - ¿Por ejemplo?

RR - Por ejemplo, hoy el Uruguay tiene un Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con 1.500 investigadores categorizados de acuerdo a los estándares internacionales, censados y cuyas trayectorias y producción están accesibles para toda la población en la página del SNI, para cada uno de esos 1.500 está claramente identificado a qué se dedica, en qué subárea y subsubárea del conocimiento. Esa masa de 1.500 investigadores categorizados le dan al país por primera vez en su historia una plataforma sólida para acciones más ambiciosas en el futuro. Por tanto, tenemos 1.500 investigadores en un sistema que ha crecido dramáticamente en las últimas dos décadas, tenemos instituciones de ciencia y tecnología que cada vez están más afianzadas. Más allá del lugar que nosotros ocupamos en la UdelaR, las instituciones abarcan el Instituto Pasteur de Montevideo, creado hace cinco años, el nuevo desarrollo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, el desarrollo del Polo Tecnológico de Pando, que ahora se transforma también en parque tecnológico en Pando, el enfoque en ciencia y tecnología del INIA y el LATU, y otras instituciones privadas, también universidades. Todas estas instituciones completan una red de instituciones de ciencia y tecnología que a su vez se alimentan de estudiantes que ingresan a las carreras científicas. De manera que ya ahora hay discípulos y discípulos de discípulos y familias que tienen sus hijos en estas carreras. Y familias que se componen de científicos, hasta en la escuela. Nos han llegado dibujos de niños que dicen “yo quiero ser científico”, lo que indica que está empezando a haber una llegada de esto a la sociedad.

EC - A propósito de esas instituciones que se han ido creando y que ya funcionan y con resultados palpables, repasaba ahora la exposición de motivos que acompañaba el anteproyecto de ley que se redactó en el año 2006 y que fue el comienzo del proceso legislativo que terminó con la ley de creación de la ANCIU en el año 2009. En aquella exposición de motivos se hacía notar que aunque en Uruguay han existido diversos ámbitos en los que se ha reunido a los científicos de nuestro país, nunca había llegado a crearse una academia nacional de ciencias. ¿Por qué ocurría eso?

RR - Es una excelente pregunta, que me retrotrae a los años 1995, 1996, cuando comenzamos las conversaciones acerca de la pertinencia o no de crear una academia de ciencias del Uruguay, cuando el programa Pedeciba y otros programas de formación de recursos humanos se iban desarrollando. La comunidad científica, en intercambio con otros actores, decidió: primero tengamos buena ciencia nacional, y cuando haya una ciencia nacional buena, con una densidad suficientemente alta en masa crítica, vayamos a constituir la academia de ciencias.

EC - Había como una autocrítica, un análisis que decía “no estamos prontos todavía para tener una academia nacional de ciencias”.

RR - Exacto, hagamos primero buena ciencia, y cuando como país nos convenzamos de que esto es así, ahí estaremos prontos para dar ese otro salto. Nos ha pasado montones de veces que en el exterior colegas pregunten: “¿Y la academia de ciencias de ustedes?”, y montones de veces dijimos: “No tenemos”. Hasta que llegó un punto en que no tener una academia de ciencias era casi como no tener una universidad o no tener un gran hospital o no tener un aeropuerto, son esos íconos que tienen que aparecer en las sociedades modernas. Entonces hoy nos genera una situación mucho más cómoda. Además nos integró, entre otras cosas, al Interacademy Panel, el panel de las academias de ciencias del mundo que aborda asuntos en foros tipo cambio climático global, energía, etcétera, a los que Uruguay tenía un acceso muy lateral.

EC - Ahora, porque hay una academia nacional de ciencias, Uruguay puede participar en esos organismos o en esos foros internacionales.

RR - Absolutamente, y además lo hará con un personal muy altamente calificado. Lamentablemente no pasaba lo mismo en el pasado, cuando algunos representantes uruguayos podían asistir, con la mejor intención, pero sabemos que no llegaban al estándar necesario para poder dar opinión e incidir en estos asuntos.

EC - De hecho, empezaste a contestar una pregunta que iba a formularte: si estaban ya creados y funcionando todos esos ámbitos de formación e investigación en ciencia y tecnología, ¿para qué era necesaria la academia? ¿Qué es lo que agrega la academia?

RR - La academia agrega por un lado una institución con nombre y apellido, que forma parte de la institucionalidad del Uruguay. La ANCIU funciona en la órbita del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), pero es un organismo absolutamente independiente desde el punto de vista académico. En el Uruguay la ANCIU consta de un máximo de 30 miembros de número; las academias de ciencias tienen un número finito de miembros de número.

EC - No es el gremio de todos los científicos, como podría pensar alguien.

RR - No, no es un sindicato de científicos, más allá de que la ANCIU naturalmente es muy sensible a los temas que tienen que ver con la actividad científico-tecnológica y cómo desarrollarla mejor. En ese universo finito de hasta 30 miembros de número, que la ley nos da hasta tres años para completar, por ley los primeros 15 fueron elegidos por tribunales generados por las academias de ciencias de la región que miraron las trayectorias y los currículos de los científicos uruguayos y decidieron quiénes eran esos primeros 15. Luego esos primeros 15, con un mecanismo que la ley indica, están completando la nómina. Hoy somos 18, lamentablemente Mario Wschebor, destacadísimo matemático, falleció, entonces perdimos a uno de los más importantes académicos, y el profesor Lebovitz por edad ahora pasó a emérito, que es otra de las categorías. Pero hoy somos 18 y queremos avanzar en el próximo año para completar la nómina de 30. Entonces es una institución que hace confluir en el pienso todas las disciplinas. Hoy en la academia tenemos historiadores como Gerardo Caetano, ingenieros como Liliana Borzacconi, médicos como Guillermo Dighiero, físicos como Rodolfo Gambini, para dar algunos ejemplos. Esa confluencia no se da en ningún otro ámbito fuera de la ANCIU.

***

EC - Llegan algunas preguntas de los oyentes que vale la pena incluir.

ROMINA ANDRIOLI:

Algunos cuestionan cómo se conforma, hay un oyente que dice que es “un club elitista entre los elitistas; ¿hacer?, nada”.

EC - El oyente incluso llega a hablar de “curro”. ¿Podemos combatir ese prejuicio?

RR - En primer lugar, la academia es un organismo abierto en cuanto a que el propio reglamento que generamos estimula la formación de grupos de trabajo con colaboradores que va a ir integrando. Que haya un núcleo de académicos de número no significa que la academia no tenga círculos concéntricos crecientes que permitan articular las miradas de mucha gente que va a llenar espacios que los académicos no pueden completar por múltiples razones.

La academia ya realizó el lunes pasado, en la Torre de las Comunicaciones, un evento académico muy interesante con el título “Desafíos ambientales del Uruguay de hoy. Una mirada desde la ciencia y la tecnología”, que puso arriba de la mesa ópticas como pesca, ambiente, minería, aspectos sociales, en el que participaron periodistas, políticos, académicos, y creo que enriqueció el debate, de forma que estamos trabajando. Le aclaro al oyente que todas estas actividades son absolutamente honorarias, se dedican muchas horas de esfuerzo a esto, y hay mucho trabajo atrás. Este es el formato de las academias, y las academias no compiten con el espacio de otras instituciones, complementan un espacio. En ese sentido nosotros mismos estamos en muchos otros ámbitos de trabajo a la vez, nuestros ámbitos universitarios, nuestra participación en el SNI. Los reaseguros que tiene la sociedad uruguaya, sobre los que fuimos consultados oportunamente en la Comisión de Ciencia y Tecnología, eran cómo hacer que esto sea un organismo vivo.

EC - Ahí viene otra de las preocupaciones: que quizás por su conformación la academia sea “un club de viejos sabios descolgados de la actualidad”. Ese es un riesgo, que otro oyente plantea en términos más drásticos todavía.

RA - Silvia dice: “Se corre el riesgo de que se convierta en un grupo lleno de prejuicios oscurantistas”, y pregunta: “¿Qué harán para evitarlo?”.

RR - Buenas preguntas. Primero, aclaro que en mi caso tengo 49 años, creo que todavía tengo un tramito de vida antes de llegar a considerarme viejo.

EC - Sabio puede ser, pero viejo no.

RR - No sé. En segundo lugar, esas mismas preocupaciones las tenemos nosotros desde el día uno: ¿cómo hacer que esto sirva para algo?, esa es la primera preocupación. En la ley lo que se generó en análisis fueron dos elementos. Primer punto, tienen que ser investigadores activos, y la definición de investigador activo es: un investigador que, evaluado por un sistema de evaluación externa y por pares, demuestra producción científica original y de impacto internacional en los últimos cinco años. De forma que si hay un académico que deja de ser activo sale de la academia, pasará a ser emérito, pero ya no estará más como académico de número.

El otro asunto es el límite de edad. A diferencia de la mayoría de las academias de la región y del mundo, nuestra academia tiene un límite de edad, que son 75 años, por eso el profesor Lebovitz acaba de pasar a académico emérito. Y el resto es la vida, lo que la sociedad nos exija, lo que nosotros mismos podamos hacer. Nadie tiene el futuro asegurado, lo aseguramos cada día trabajando, y seguro que trabajamos y trabajamos bastante.

***

EC - Romina, ¿mensajes de la audiencia? Porque vinieron algunos preocupados o cuestionadores, pero vinieron otros que dan para adelante.

RA - Por ejemplo, Gonzalo de Pocitos dice: “La academia es antes que nada un gran foro científico y como tal un foro para avanzar en educación e investigación, no le exijamos más. Bienvenida”.

María de Rocha dice: “Esos viejos son sabios por profesión y experiencia, por lo tanto muy necesarios. Así somos, nada nos viene bien”, y manda saludos.

EC - Hablemos de la ANCIU como organismo asesor. ¿Quiénes van a poder consultarla? ¿Solo actuará ante el requerimiento de una determinada institución, podrá hacerlo por iniciativa propia? ¿Cómo es esto?

RR - Los dos caminos. Ya hemos tenido solicitudes tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo. Para dar ejemplos, el Gabinete Ministerial de la Innovación –que está coordinado por el ministro de Educación y Cultura, pero en el que participan el Ministerio de Economía, el Ministerio de Industria, Energía y Minería, la OPP, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca– ya nos pidió que nos expidiéramos acerca de un análisis sobre el estado actual de las políticas científicas en el país. El MEC recientemente nos ha integrado al análisis y discusión de la creación del Museo del Tiempo, que será un museo de las ciencias, y sobre el traslado del Museo de Historia Natural, que se instalaría en el exdique Mauá en la rambla Sur de Montevideo. Este último es un proyecto de envergadura, muy importante para el país, y el ministerio nos ha solicitado asesoramiento del lado técnico, estamos trabajando en eso.

La Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado nos envió el proyecto, que actualmente se está discutiendo, de una nueva ley de biotecnología. La academia ya lo analizó y envió el informe respectivo al Parlamento. La academia tomó la iniciativa de poner el tema de los desafíos ambientales sobre la mesa en el evento de lanzamiento oficial el lunes pasado en la torre de Antel. Tenemos para el año que viene por lo menos dos eventos que queremos desarrollar, uno en conexión con la Academia Nacional de Medicina sobre investigación científica en el área salud y su impacto en el sistema sanitario, y un evento sobre desafíos biotecnológicos y futuro de la biotecnología en el Uruguay. Eso es a iniciativa de la academia.

Por otra parte, la academia ha estado consolidando su interacción con redes internacionales y se integró –en el primer convenio internacional que hicimos– a la Fundación Lindau, de los premios Nobel, que permite a partir del año pasado que estudiantes uruguayos avanzados en ciencias participen en esos eventos que son durante una semana en el sur de Alemania, donde convergen premios nobeles cada año de una disciplina diferente. El año pasado fueron dos jóvenes físicos uruguayos una semana, estuvieron con los premios nobeles de Física en el sur de Alemania, el año que viene irán dos estudiantes avanzados de química o jóvenes profesores y en el año 2014 se vuelve a medicina. De forma que nos permite por primera vez integrar científicos uruguayos en formación a esas redes internacionales, que sin duda son experiencias muy, muy ricas y en las que Uruguay no participaba hasta el momento.

EC - La academia puede a su vez requerir la colaboración de científicos del exterior.

RR - Sí, y nacionales. La academia tiene dentro de sus reglamento y sus potestades, en función de los temas que quiera manejar o que le lleguen, la de solicitar apoyo a colaboradores nacionales, que integra como colaboradores en grupos de trabajo, o la de acudir a expertos internacionales, porque el número de temas posibles a analizar en esta etapa de desarrollo del Uruguay son muchos, son muy complejos y quizás ahí la estrategia es tener la capacidad de identificar quiénes son nuestros mejores interlocutores a nivel mundial en temas de ciencia y tecnología. Creo que ese es un plus que se agrega, porque evidentemente es imposible, con las capacidades nacionales, incluso teniendo los 1.500 investigadores categorizados, cubrir todas las áreas y todas las complejidades.

EC - De algún modo esta pregunta ya tuvo respuesta parcial en los comentarios anteriores, pero vuelvo a hacer la consulta a propósito de qué cambia. En el tema concreto del asesoramiento, hasta ahora muchas veces el Poder Ejecutivo o el Poder Legislativo invitaban a expertos a brindar informes u opiniones sobre determinados temas, lo vemos a menudo en las comisiones de la Cámara de Diputados o de la Cámara de Senadores. ¿Qué ventajas tendrá de ahora en adelante la existencia de la ANCIU en ese sentido?

RR - El otro día, al terminar el evento de la torre de Antel se nos acercaron dos jóvenes técnicos de uno de los ministerios que trabajan en temas relacionados con el ambiente y nos hicieron un planteo muy interesante: “Estamos preocupados porque se nos solicitan informes técnicos para la toma de decisiones”.

EC - ¿Eran técnicos de la Dinama?

RR - Eran técnicos del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, de una de las divisiones. “Nosotros hacemos informes técnicos que luego llevan a la toma de decisiones, muchas de las cuales son muy importantes para el país, pero no pasan por el filtro del referato por pares o por la exigencia del análisis de grupos independientes”. Cosa que no ocurre cuando esos mismos técnicos mandan a publicar sus trabajos en revistas de circulación internacional. Es decir, esos mismos técnicos nacionales, doctores, licenciados, magísteres, tienen una doble situación: los trabajos de investigación que quieren que lleguen a foros internacionales son sometidos a evaluaciones por pares muy exigentes de estándares internacionales, pero eso no conduce a tomas de decisiones. En cambio, aquellos análisis que sí llevan a la toma de decisiones y que funcionan en los ámbitos más confidenciales o reservados no pasan por una evaluación por pares dura.

EC - Qué curioso, esos técnicos estaban preocupados porque se les pide un informe y el informe que ellos redactan es lo único que se considera. Ese informe no tiene filtros.

RR - Ese informe tiene muchos menos controles de calidad. Este es un tema metodológico país.

EC - Estaban absolutamente dispuestos a que sus informes a propósito, no sé, del puente sobre la laguna Garzón o del puerto de aguas profundas, fueran a su ez revisados.

RR - Tuvieran un análisis crítico de alguien más. No quiere decir que ese análisis crítico diera vuelta el informe, pero ellos nos planteaban “queremos que esto lo vea alguien más”, y que ese alguien más sea alguien que funciona en la órbita en este caso del Estado. Independientemente de que puede haber algún consultor internacional que venga descolgado y opine algo. Uruguay tiene una larga tradición de consultorías internacionales, con los grades claroscuros que esas cosas tienen, y sin embargo no estamos aprovechando al máximo nuestras propias capacidades nacionales construidas. Muchas veces en el desarrollo de la capacitación en recursos humanos en ciencias se nos ha preguntado “¿para qué sirve la ciencia en el Uruguay?”. Una de las cosas para las que la ciencia en el Uruguay y los científicos de Uruguay sirven es tener la mirada crítica de estos asuntos que luego llevan a la toma de decisiones que comprometen el mediano y el largo plazo del país. Acá tenemos un tema que es absolutamente y estrictamente metodológico.

 

Cuando en Estados Unidos se quiere tomar una decisión sobre el sistema de salud se consulta, entre otros, a la Academia Nacional de Medicina, que es una de las academias de ciencias de Estados Unidos, que elabora un informe. Luego ese informe se toma, se le da el peso que se quiera, pero es una voz más, y una voz que tiene un peso. Entonces este asunto nos preocupó por un lado. Fue muy agradable la conversación, nos mostró una nueva cultura, era gente joven, de unos 30, 35 años, formada en la Facultad de Ciencias, y con un gran deseo de mejorar el estándar y el insumo que se le da al tomador de decisiones. Para mí fue de las mejores cosas que nos pasaron en el evento y quedamos en que en febrero nos vamos a poner en comunicación para empezar a generar algunos grupos de trabajo al respecto para encontrar la metodología; el marco legal ya lo tenemos.

 

EC - En resumen, un asesoramiento proveniente de la ANCIU no será el asesoramiento de un científico, será el asesoramiento de un equipo, pero que va a estar integrado no solo por científicos de esa especialidad; ese informe o ese análisis también va a ser cruzado por científicos de otras áreas.

 

RR - Exacto. Estamos viendo que en la mayoría de los grandes temas que el Uruguay está tratando hoy se necesita la mirada de múltiples áreas, de la ingeniería, de las áreas de la salud, de las áreas sociales. Entonces no podemos quedarnos con una mirada sola, tienen que ser múltiples miradas que enriquezcan el análisis y que marquen tanto como se pueda y, fundamentado científicamente, cuáles van a ser las eventuales salidas del asunto en los aspectos positivos y en los aspectos negativos. Pero no podemos darnos el lujo de no saber más cuando tenemos la capacidad nacional instalada de saber más.

 

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EC - Por último, una pregunta de la audiencia que vale la pena incorporar.

RA - Federico de Manga pregunta si la academia tendrá sede y presupuesto adecuados.

RR - El presupuesto otorgado por el Estado es una línea de la rendición de cuentas, son 400.000 pesos por año para un funcionamiento basal, unos 20.000 dólares. Eso permite el funcionamiento basal. La academia además tiene la posibilidad de obtener otros recursos en función de actividades, asesorías, etcétera, que realice. Eso nos lo otorga la ley. Este volumen de apoyo estatal es similar al de las otras academias que existen en el Uruguay, como la de Medicina, la de Ingeniería, la de Letras. O sea que es un apoyo modesto.

Es interesante el tema de la sede, se nos ha otorgado la Quinta de Vaz Ferreira en la zona de Atahualpa, Prado. En conjunto con la Comisión del Patrimonio hemos hecho un anteproyecto de reformas para que sea nuestra sede y ya se está haciendo la transferencia de recursos del Ministerio de Educación y Cultura, donde funciona la Comisión del Patrimonio, al Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Pensamos que en un año estaremos funcionando en nuestra futura sede.

EC - Es una buena noticia.

RR - Muy buena noticia.

EC - Se le va a dar una utilización productiva, fructífera, a ese local que forma parte del patrimonio nacional.

RR - Y que además está tan cercano al pensamiento científico y universitario.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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Modificado por última vez en Miércoles, 09 Octubre 2013 11:21